lunes, 22 de diciembre de 2008

El té de la invisibilidad

Aunque no sea la mejor, una de mis pelis favoritas de Woody Allen es Alice.

Alice Tate es una dama de alta sociedad de Nueva York que se pasa el día entre el salón de belleza y los compromisos sociales, pero sufre un dolor de espalda que le lleva hasta Chinatown, donde se deja tratar por el Dr. Yang, quien a lo largo de la peli le va recetando diversas hierbas que tienen distintos efectos. El dolor de espalda de Alice Tate es psicosomático y el chino, que se da cuenta enseguida, hace que a través de los efectos de las hierbas, ella sola descubra la raíz de su dolencia. Una de las hierbas tiene un efecto con el que todos en algún momento hemos fantaseado. Te hacen invisible y puedes ver sin ser visto y así, comprobar que hay de verdad y de mentira en todo lo que te rodea.

Hasta ahora nunca había escrito nada, ni para mí ni para los demás. Y me he dado cuenta de que escribir tiene algo que ver con el efecto de ser invisible. Detrás de las letras te puedes esconder y también se esconden todos los que te leen. Disfrazándote de palabras, estás en realidad invisiblemente desnudo, sin que realmente se sepa dónde termina lo real y empieza la fantasía. Eres vulnerable a los pensamientos de los que leen, quienes también, vistiéndose de opinión, se creen invisibles. Aprendes a ver sin ser visto y a que te miren sin ver.

Tras unos meses de tratamiento, el Dr. Yang se despidió de Alice sin que ella se considerase completamente curada. Pero él le aclaró que el trabajo de remediar el dolor le correspondía a ella, pues ya contaba con información suficiente sobre el origen. I think Mrs Tate has better idea of who she is than before she came to Dr Yang. Who her friends are, or are not. Who is husband, lover, sister, mother. What are her needs, her limits, her gifts. What are her innermost feelings. May not know all answers,but has better idea. No?El té de la invisibilidad, aunque cura muchos males, no es fácil de digerir. Por eso, en el fondo, que en realidad tal poción mágica no exista es un arma de supervivencia social. No hace falta irse a China ni a Nueva York, ya lo dice muy bien el refranero castellano: el que escucha, su mal oye.

All the things I should have said that I never said

All the things I should have said that I never saidAll the things we should have done that we never didAll the things I should have given but I didn't
El título pertenece a una canción de otro de mis personajes favoritos, Kate Bush. Junto con Truman Capote, Richard Vaughan y Andy Warhol, parece que me van las personalidades fuertes, sensibles y pelín histriónicas, que le vamos a hacer, por algo será…
Hace unos días, de vuelta a casa en la Renfe, ocurrió algo que me pareció muy curioso y me dejó pensando. Quien crea que ir en Renfe a trabajar es aburrido, se equivoca. A menudo no me pongo ni el MP3 por no perderme lo que la gente hace y dice, porque se aprende una barbaridad. Al fin y al cabo, vivimos tan metidos en nuestro entorno y nuestras historias, que no nos damos cuenta de la cantidad de mundos que existen dentro del mismo en el que todos vivimos.
En el vagón entró el típico mendigo que a voz en cuello empieza a narrar sus miserias y todos hacemos como que no está. Eso es lo que en sociología se llama tratar a alguien como "no persona". Lo normal es que, cuando termina el relato de sus penas, la "no persona" atraviesa el vagón y nadie casi nunca le damos nada. Pero esta vez al mendigo le paró un señor y empezó a hablar con él. Le preguntó por su vida y cómo había llegado a esa situación. El mendigo se sentó al lado del señor y charlaron durante varias estaciones. Lo más curioso de la historia es que yo pensaba que en algún momento el señor le iba a dar limosna o le iba a ofrecer algún tipo de trabajo, pero no fue así. Cuando nos acercábamos a una estación central, el mendigo se levantó para bajarse y se despidieron sin más, deseándose suerte.
No entendí nada, e incluso llegué a pensar que ese señor tenía una curiosidad malsana por las desdichas ajenas. Pero hablando la otra noche con un amigo, le conté la anécdota y me dio un punto de vista que yo no había considerado. Este señor había dado al mendigo algo que seguramente nadie le da. Le escuchó sin otro fin que demostrarle un poco de interés. Durante un rato le hizo dejar de sentirse "no persona". Puede que eso no le dé de comer, pero quizá le aporte algo más importante que los céntimos que le daríamos los demás, un poco de dignidad.
Apenas nos damos cuenta de que hay cosas que no tienen una consecución material pero valen muchísimo más. Vivimos en el mundo de lo rápido, la admiración por el dinero fácil y por lo que se aparenta ser más que por lo que realmente se es. Tanto, que es triste que no asignemos a un gesto de humanidad el valor que le corresponde.
Y aún es más triste que no digamos lo que quisimos decir, no hagamos lo quisimos hacer, ni demos lo que quisimos dar.

À la recherche du temps perdu.

Existe algo que se llama la Asociación de Técnicas Regresivas Aplicadas. Es decir, la hipnosis. Según ellos, la hipnosis tal y como la conocemos es solo fruto del cine y de los espectáculos de magia, ya que la técnica real es la autohipnosis, de manera que no es otra persona la que te hace caer en sueño profundo y se hace dueña de tu voluntad, sino que te sumes a ti mismo en un estado de hipnosis consciente, a través del cual aprendes a dominar tu vida, perder complejos, superar traumas, etc.
Sin saberlo, vengo practicando últimamente la autohipnosis a través del canal Aprende Inglés TV. No lo puedo evitar. Si me pongo a hacer zapping y pasa por delante de mis ojos Richard Vaughan, me quedo clavada. Dan las doce de la noche y ahí estoy, absorbida por su pronunciación de gentleman tejano, sus ademanes de predicador, su aire de marido que te quiere a pesar de llevar treinta años casados, su penetrante mirada azul y sus manos de dedos eternos, con manchas y arrugas de guiri que ha pillado demasiado sol paseando por la Alhambra… Richard Vaughan es la personificación de la experiencia de la enseñanza del inglés. Lo sabe todo, todito, todo.
En una de estas sesiones de hipnosis, dijo un par de cosas que me hicieron pensar aún más de lo que pienso ya normalmente, que suele ser demasiado. Dijo que jamás, bajo ningún concepto, intentemos borrar del todo el acento español. El lleva viviendo en España desde los veintiún años y los sesenta no los cumple, pero aún arrastra un acentillo americano que se te pega al subconsciente. Afirmó que cualquiera que sea tu discurso, será más interesante si tienes un deje extranjero. Vaya por Dios, el tiempo tan valioso que he perdido intentando hablar un perfecto inglés y me vengo a enterar ahora. Pero qué razón tiene.
Rememoremos aquellas pelis de José Luis López Vázquez en las que se acerca una francesa con bikini a la cadera y les deja a todos locos con un simple “pog favog señog, ¿tiene hoga?”… Genial, complejo nº 1 eliminado a través de la hipnosis vaughaniana: el de españolita. Resulta que hablando inglés con acento de Chamberí puedo dejar K.O. al americano rubiales de metro noventa y cinco. Y encima a la gabacha le coloco al López Vázquez. Menudo pleno.
Otra sabrosa afirmación de Richard es que nunca se debe emprender el aprendizaje de un idioma si no es que tienes una poderosa razón para hacerlo. Y como poderosa razón no vale que te gusten los idiomas y quieras mantener la neurona activa, sino que te veas forzado porque lo exija tu trabajo o alguna circunstancia personal. Esa es la razón, dice Richard, por la que los angloparlantes en rara ocasión hablan bien un segundo idioma. Es un asunto de pérdida de tiempo invertido. Este segundo razonamiento vaughaniano me lleva a la eliminación de otro de los complejos nacionales: el de tontos.
Imaginaos que todo el tiempo que llevamos invertido en aprender idiomas lo pudiéramos invertir en aprender más tecnologías, profundizar en investigación… esto me hace preguntarme en qué invierten tanto tiempo extra los angloparlantes. No es que les vaya mal, pero les debería ir el doble de mejor. Por eso, si además de saber inglés, eres un buen profesional y tienes un conocimiento profundo de telecomunicaciones o de la obra de García Márquez, enhorabuena, eres un auténtico crack.
Lo cierto es que sin la presión de aprender inglés no existiría Aprende Inglés TV, ni la capacidad hipnotizadora quitacomplejos de Richard Vaughan. Ni lo chula que salgo a la calle desde que le conozco. Otra cosa más que se pierden.

El dios de las pequeñas cosas.

Fui a un colegio religioso en mi época escolar, en el que me enseñaron que solo existe un Dios, pero que a su vez se divide en tres. A pesar del intenso exposure al que fui sometida, la idea no me caló muy hondo y no creo que exista un solo dios, y mucho menos que se divida en tres.
De existir, creo que serían dos, el dios de las grandes cosas y el de las pequeñas.
El dios de las grandes cosas es un profesional de mucha experiencia, que en su día fue el de las pequeñas, pero hace tiempo que le ascendieron. Ya es socio y ha decidido echarse a dormir. Por eso existen situaciones injustas hasta lo insoportable, las catástrofes naturales, las enfermedades horribles e incurables y las personas despreciables.
El dios de las pequeñas cosas ya lleva trabajando un tiempo, aunque aún le queda para ser socio, si es que lo va a ser algún día. Pero como tiene que cumplir objetivos y le queda el aquel de que a lo mejor tiene un chance, hace muchas cosas. A menor escala, pero muchas todos los días. Es el que te hizo suspender la oposición y perder el tan ansiado puesto fijo, gracias a lo que ahora te dedicas a eso que tanto te gusta. El que hizo que salieras ese día para despejarte de tu fracaso con Juan y entraste en ese bar y conociste a Antonio. El que hizo pasear a Alex ese verano por la sierra y encontrarse a un gatito de días abandonado, que ahora es mi gato Truman. El que te hace girar por la carretera secundaria, en lugar de coger la autopista donde hubo un accidente fatal. El que hace que el día que se te había pasado un vencimiento fuese fiesta en ese país y pase al día siguiente. El que impide que te vuelva a llamar ese/a tipo/a tan indeseable por el/la que lloras por las esquinas. También es el que bajó la audiencia del Tomate.
Que el dios de las grandes cosas cada día es más vago es obvio. Por eso ya casi nadie cree en él. Pero al llevar tantos años contratado y con ese sueldazo, echarle cuesta una pasta. Además, está el de las pequeñas cosas, que va apagando fuegos y así la empresa va tirando. Pero hay veces en que no está, porque tiene derecho a vacaciones, días de enfermedad y de asuntos propios. Por eso existe la Pasarela Cibeles y el peluquero de los hobbits. Por eso en ocasiones vemos muertos.

Aquello que no está ligeramente distorsionado

"Aquello que no está ligeramente distorsionado adolece de una falta de atractivo considerable; de lo que se deduce que la irregularidad, es decir lo inesperado, la sorpresa, el asombro, son una parte esencial y una característica de la belleza".
Baudelaire.

Esto es muy, pero que muy acertado, aunque para llegar a esta conclusión es necesario contar con una mente abierta y unos ojos entrenados. Si cualquiera de estas dos circunstancias es rara, encontrar a alguien en quien se reúnan ambas es realmente extraño, ya que para tener la mente abierta hay que tener inteligencia y para entrenar los ojos hace falta mucho trabajo.
Hace unos días visité una exposición que reunía bastantes piezas de la obra de Andy Warhol, incluyendo trabajos audiovisuales, sus famosas serigrafías y un corto sobre cómo se maquilló para una serie de fotos en drag. En ese vídeo era ya bastante mayor, pero disfrutaba igual que mi sobrina de seis años cuando le regalo una de mis barras de labios.
Me encanta la obra de Warhol y me encantó la sensación que transmite su actitud, la de esas personas que pasa el tiempo y siguen abiertos a innovar, a trabajar, a no rendirse. Muchas de las piezas que vi pueden tener más de cincuenta años, pero podrían estar hechas ayer. Creo que dentro de 100 años seguirá pasando lo mismo.
Este es un privilegio de los que poseen el tipo de mente que diferencia a un artista de un visionario, esos que no se detienen ante la perfección, sino que la rompen en busca de lo inesperado, la sorpresa, el asombro…
No intento decir que a todo el mundo le tiene que gustar Andy Warhol, eso es demasiado personal. Si bien es un ejemplo claro de un visionario, hay otros que hacen lo mismo de otras maneras.
Los demás, los que no hemos tenemos esa capacidad, lo único que podemos hacer es abrir la mente e intentar entrenar los ojos lo que nos den de sí para poder apreciar. Al fin y al cabo, querer es poder y no hay peor ciego que el que no quiere ver.

What a little moonlight can do…

Parece ser que Kim Kattrall, una de las actrices de Sexo en Nueva York, ha decidido cambiar muchas de las luces de su casa porque dice que no se veía favorecida. Cualquiera que haya trabajado en cine o entienda de fotografía, sabrá que la luz es mágica. Claro que existe el photoshop, pero eso ya no es magia, más bien entra en el terreno del Lourdes tecnológico. Kim tiene razón. Sin ir más lejos, están las luces de mi cocina. La del techo es un neón de luz blanquecina, de esas que te hace parecer cansado, pálido y que, al venir de arriba, saca el mejor tono morado a las ojeras, una sombra que alarga la nariz y a los que se les ve un poco el cartón, se les ve hasta lo que están pensando. Obviamente, esta luz no la enciendo nunca. La otra son unos halógenos encastrados sobre la encimera con una luz cálida y favorecedora. Bajo esa luz todo lo que cocines parece apetecible. Hasta mi mayonesa, que podríamos calificar como de un humor ácido, tiene un pintón. Ni que decir tiene que utilizo mis habilidades culinarias como prueba de amor. Si invito a cenar a alguien a mi casa y vuelve, realmente me quiere. Iluminación aparte.
Según la teoría de los seis grados de separación, todos estamos conectados a cualquier otra persona del planeta a través de una cadena de conocidos que no tiene más de cuatro intermediarios.
De acuerdo con esta teoría, deberíamos ponernos manos a la obra y localizar a los cuatro intermediarios que conecten a Kim Kattrall con Jesús Quintero. Jesús es un curioso periodista que conduce un también curioso programa, en el que saca lo mejor de cada entrevistado a fuerza de la incomodidad de los silencios. Hace una pregunta en tono cadencioso y deja caer un silencio que el contrario a menudo se ve forzado a rellenar. Entonces es cuando el personaje cuenta lo que no quiere contar, o demuestra su habilidad para salir de situaciones más o menos comprometidas. Pero el que es realmente hábil en el programa de Jesús Quintero es el técnico de iluminación. No sé si habréis reparado en esa luz surreal, acogedora, que elimina bolsas, arrugas, da un brillo especial a la mirada, un lustre increíble al pelo… pero si hasta a Rubalcaba le brillaba la calva con un je-ne-sais-quoi… Un noventa por cien del atractivo del programa lo tiene esa luz. Es como si saliera de la mesa donde se sientan entrevistador y entrevistado, de ese cristal blanco y opaco, coronado por un micrófono dorado que crea un ambiente místico que me recuerda al que conseguía Tino Casal.
Si alguno de vosotros tiene que ver con Jesús Quintero, o con su técnico de iluminación, o con Kim Kattrall, sería bueno saberlo y demostrar la teoría de los seis grados de separación, para felicidad de la actriz. Si no, le podría recomendar los halógenos de mi cocina.
En fin, buenas noches y buena suerte, let the force be with you, y que Jesús Quintero os ilumine, queridos.

If you love somebody, set them free.

Qué difícil es amar sin poseer, sin intentar controlar, sin realmente aceptar a la otra persona. Demasiado a menudo nuestra pareja, nuestros hijos, nuestros amigos, se convierten en un objeto decorativo, en una herramienta que utilizamos para llenar nuestros huecos. Y queremos que sean exactamente como deseamos, a juego con nuestra camisa.
Qué difícil es aceptar que las personas son libres y que la única forma de amor pasa por la no manipulación y por el no egoísmo. Que las personas que te quieren están ahí libremente, porque tus virtudes pesan más que tus defectos, al menos para ellos.
Me preguntó un amigo qué es querer, porque cuando le preguntaban “¿me quieres?” no estaba seguro del significado de la pregunta. Le respondí que querer es que el bienestar de esa persona realmente te importe. Que el saber que esa persona es feliz te da a su vez felicidad.
He leído que el teléfono sin huella contra el maltrato ha recibido 4.000 llamadas justo después de su presentación. Esto significa que hay otras tantas personas que no han entendido nada y que su amor es igual a extorsión. También significa que no solo perjudican a esas 4.000 personas que llamaron, sino que, probablemente, estén sufriendo su presión hijos, padres, compañeros, amigos… porque quienes actúan así necesitan apresar y oprimir para sentirse poderosos.
No es fácil entender que alguien no es como tú quieres, o como tú habías pensado, o como a ti te viene bien. Y que ese alguien es libre de compartir o no contigo su amor y su amistad. La mayor muestra de la calidad humana es dejar marchar a las personas que amas, si es que ellos así lo desean. Y esto pasa por aprender a vivir solo, a sentirte completo sin necesidad de un anexo que llene tus huecos. Solo si te quieres a ti mismo estarás preparado para querer a los demás.
Ya se lo dijo Fynch-Hatton a Karen Blixen en una reveladora conversación: F.H.: "My Kikuyu." "My Lemoges.""My farm."It's a lot to own. K.B.: I have paid a pricefor everything I own. F.H.: What is it, exactly,that's yours? We're not owners here.We're just passing through.

If you could see her thru my eyes

If you could see her thru my eyes,You wouldn't wonder at all.If you could see her thru my eyes,I guarantee you would fall.
He hecho algo horrible, me he traicionado a mí misma, pero creo que ahora puedo ser lo suficientemente madura para manejar la situación con más habilidad. Me he comprado una balanza. No una balanza de cocina, sino una balanza para pesarme.
Los que hayáis estado en mi casa, no se si os habréis dado cuenta de que hay dos cosas que no existen porque las detesto: los espejos de cuerpo entero y la balanza en el baño. Esto se debe a que de jovencita tuve un tiempo en el que la comida y yo no éramos las mejores amigas. Me costó un triunfo superar esto, pero, una vez vencido, me quedó la secuela de pasar corriendo por los espejos grandes y de no querer saber cuál es mi peso.
Pero resulta que la ropa del verano pasado este año me aprieta un poco y, por mucho que mi monitor me dice que con el entrenamiento el músculo pesa más y que probablemente haya zonas de mi cuerpo que estén más arriba que antes y aprieten la ropa por donde el verano pasado no lo hacía, para mí que he engordado y, para comprobarlo, me he comprado la dichosa balanza. La cosa es que hacía un montón de años que no me pesaba, por lo que no hay comparativa posible, pero me paso el día subida en la balanza y ojiplática al ver que durante el día, puedo pesar hasta 500 gramos arriba o abajo dependiendo de la hora y haciendo la irrisión de mis amigas, porque voy a la nevera y cojo un blister de jamón york de 250 gramos y calculo donde puede estar esa cantidad de carne multiplicada por dos que sube y que baja. Vamos, que me faltan las bragas de Bridget Jones para completar el cuadro.
Para casi todo llega el momento en que aparece un punto de inflexión que hace cambiar la visión que tenemos de las cosas. El otro día vi en la tele Cabaret. Hacía tiempo que no la veía y me pareció que, desde el momento en que se hizo esa película, es imposible ser más rompedor ni más moderno de una manera tan aparentemente sencilla. Como fue por ejemplo Picasso a la pintura, el turning point desde el que fue necesario volver a empezar, porque no se podía ir más allá.
Me alegro muchísimo de que Cabaret sea del año 72, porque si el casting se hubiera hecho hoy, jamás habríamos conocido a Liza Minnelli. Esta mujer, increíble actriz, cantante, bailarina, que desprendía luz por cada poro de su piel, era (y es) alguien completamente humano y a primera vista corriente. Si se presentase al casting de cualquier producción de Hollywood actual, la carcajada se oiría en Estambul.
El punto de inflexión en el que las personas dejaron de ser personas y los cánones se dispararon, fue el momento en el que una especie de cruce entre pavo y caniche apareció en la pantalla con un bañador rojo saltando entre las olas californianas y vigilando la playa. Believe it or not, el caniche neumático se hizo de oro y protagonizó miles de portadas y desplegables de las revistas de empapelar cabinas de camión.
Ante tamaño éxito, muchas siguieron sus pasos y se puso de moda un estereotipo que no sé que pensar. Se trata de que la mujer de tus sueños es así: una persona muy muy flaquita, a la que se van añadiendo elementos tales como, 1) un kilo de silicona en cada pectoral 2) los 250 gramos del blister de jamón york, pero en los labios y también en forma de silicona 3) el equivalente a la lana de esquilar una oveja en extensiones de cabello 4) un kilo de maquillaje 5) pestañas postizas 6) uñas de porcelana 7) tacones con plataforma. Normal que haya que ser muy flaca, porque con todos esos anexos, si fuese una persona normal pitaría el ascensor al subirse.
Ese es el momento en el que uno se da cuenta de que hay que volver a empezar, pero no por haber alcanzado un máximo que no se pueda superar, sino porque te hace pensar que algo anda mal.
Hechas todas estas reflexiones, creo poder afirmar que he madurado lo suficiente como para manejar a mi amiga la báscula digital, pesarme cada cierto tiempo y que mi régimen se limite a no darme atracones y comer Mágnums solo de vez en cuando.
El día 23 me entregan mi espejo de cuerpo entero.

Forever young

Hace poco, con unos amigos, discutíamos la razón por la que algunas personas, a pesar de cumplir uno cada año como todos los mortales, siguen siendo siempre jóvenes. Creo que la genética tiene mucho que ver, pero, en realidad, es una mezcla de cuidarse y de actitud. Pero el otro día leyendo, caí en la cuenta de otro componente más que quizá sea la clave de la eterna juventud.
Un día una notable dama norteamericana de viaje por Europa, tuvo la oportunidad de visitar a Isak Dinesen en su casa danesa. Tras pasar una tarde charlando con ella, le pidió si pudiera dedicarle un ejemplar de Out of Africa, a lo que Dinesen se comprometió. Al día siguiente, la señora americana recibió en su hotel el libro dedicado, pero la escritora había cometido el error de dedicárselo poniendo el apellido del reciente ex marido de esta señora, con el que acababa de pasar por un turbulento divorcio. La siguiente mañana, recibió un segundo ejemplar, esta vez dedicado a su nombre correcto y con la siguiente frase: “He who makes no mistakes seldom makes anything. Karen Blixen”.
Equivocarse y rectificar, esa es la clave. Me he equivocado muchas veces y además con decisiones vitales, tales como a qué dedicarme el resto de mi vida o con quien compartirla hasta que la muerte nos separe. Deshacer esto y volver a empezar te da la sensación de ser “el nuevo”, de que un mundo de posibilidades se abre delante de ti. Es como volver a ser muy joven, como cuando cualquier cosa es posible. Tengo la eterna sensación de ser la nueva, la que tiene aún todo por hacer. A veces desespera, porque piensas que todo el mundo ha conseguido muchas cosas menos tú, pero, en el fondo, tiene su parte positiva: aún puedes hacerlo mejor. Esta sensación te mantiene fresco, vivo, alerta. Sabes que no te vas a sentar a esperar.
Otra anécdota divertida es la de una excéntrica cantante de jazz que mantenía la teoría de que se había reencarnado varias veces. Una de ellas, decía haber sido prostituta en Jerusalén, en la época en la que vivió Jesucristo. Le preguntaron que cómo tenía la certeza de ello, a lo que contestó: “Oh, recuerdo la crucifixión muy bien. Sí, nunca olvidaré cuando ví el Jerusalem Times y leí el titular: Jesucristo Crucificado”.
Mmhhhhh, este mistake no vale como crema antiarrugas, eh???

Up where we belong

Muchos de los que me conocéis bien sabéis la admiración que Truman Capote me merece como escritor. Otro de los que también me gustan es Salinger, pero en este caso confieso que, aparte de El Guardián del Centeno, he leído un par de cosas más, pero no demasiado. El protagonista de El Guardián... en una de las muchas reflexiones que se trae, dice algo que siempre he pensado: te suele gustar un escritor cuando piensas que, si le conocieras, podríais ser amigos. Una de dos: o soy tan buena como Salinger, o pienso como un chaval de high school americana. Lamentablemente, me inclino por lo segundo.
Creo que pasarlo mal con TC (abogados, quiero decir Truman Capote, no Tribunal Constitucional…) era imposible porque era un gran profesional del entretenimiento. Tanto, que acabó convirtiéndose en un bufón. En realidad, no hay nada más nocivo que la gente aburrida, esa que se sienta a dejarse divertir, creando en el otro la obligación de que la vida sea amena. A TC se lo tragó su propio personaje, ese que nació de sus ansias de pertenecer. Esa fue su propia trampa, utilizar su enorme capacidad de entertainer para introducirse en una sociedad a la que no pertenecía, ese grupo en el que su madre siempre quiso desesperadamente ser incluida. Acabó siendo víctima de su lucha por complacer a su madre, por deshacerse de la sensación de culpa que te produce que te abandonen.
Parecía no darse cuenta de que para las personas que habían nacido en esa alta sociedad no era más que un juguete con el que añadir un poco más de glamour, una manera de incluir en sus vidas a alguien que vivía de lo que sabía hacer. Solo digo “parecía no darse cuenta” porque puede que se diera cuenta demasiado bien. Al final de su vida se vengó de la mejor manera que sabía, escribiendo su última obra, Answered Prayers. En un espejismo, sus plegarias habían sido escuchadas, había conseguido pertenecer, pero no es una sorpresa que a ese tipo de sociedad no se pertenece por méritos propios; como mucho, te dejarán ser su bufón. Piensas que estás dentro, pero en realidad miras desde fuera como se divierten.
Seguramente, si en alguna ocasión hubiera podido conocer a TC, me habría quedado muda. Suele pasar. Pero si hubiéramos sido amigos, le habría pedido dar con él un paseo por la calle, ver a la gente y todo lo que nos rodea a través de sus ojos, y que me enseñase a describirlo en una de esas frases que son como una pulsera de diamantes deslizándose entre los dedos, como una cadena de estrellas brillantes… Qué pena, aún le hubieran quedado muchos años para regalarnos algún trocito más de magia, pero no fue así. Y todo para al final ni siquiera pertenecer.
Eso sí, nos ha dejado su increíble obra y dos enseñanzas más que valiosas: la primera, nunca pertenecerás al mundo de los “herederos” si vives de tu trabajo; la segunda, tu madre nunca estará satisfecha.

You´re beautiful, it´s true…

Una noche en Chueca hace más de diez años me robaron al descuido la cartera en un bar. Nos amargaron la noche, ya que tocó ir a la comisaría a denunciar y cancelar las tarjetas de crédito, aparte de que me dejaron sin un céntimo en efectivo. Todo bastante normal hasta ahora, a casi todos nos ha pasado algo así. Pero hace unas semanas ocurrió algo realmente extraño. En el contestador de la casa de mis padres dejaron un mensaje en el que decían que habían encontrado una cartera mía, llena de documentación, tarjetas, DNI, una agenda y otros papeles en un bar de Chueca. Me costó recordar aquella cartera robada hace tanto tiempo, además de no dar crédito a la noticia de su repentina aparición. Pero dejaron en el mensaje mi número de DNI. La cartera era la mía, no había duda.
Llamé al número que dejaron en el mensaje y me dijeron que habían hecho reforma en ese bar. En el toilet de caballeros fue donde hicieron semejante hallazgo. Tendremos que hacer de ahora en adelante un ejercicio de abstracción cada vez que vayamos al baño en un bar. No habían limpiado a fondo en diez años. Les dije que la tirasen sin miedo, ya que tenía muchos años y todo su contenido estaba caducado. Me contestaron que se sentían responsables y que la guardarían hasta que pasase a buscarla.
Hace unos días llegó a casa de mi madre un pequeño paquete. Al ver que no iba a buscarla, me la habían enviado por correo a mi antigua dirección. Aunque antihigiénicos, son muy amables los dueños de ese bar. Sentí cierta emoción al encontrar mi vieja cartera, muy sucia, pero aún entera, con la billetera llena de cosas. Comencé el repaso: una agenda con direcciones y teléfonos antiguos, mi DNI ya caducado, el carnet de conducir también caducado, las tarjetas de crédito intactas, mi tarjeta Iberia Plus, tarjetas de visita de personas con las que ya no tengo contacto… y lo más curioso: un papelito rectangular en el que a mano y en mayúsculas estaba escrito: ERES HERMOSA!!!
Pensé en alguna nota escrita por algún novio extranjero de aquella época, el término “hermosa” no es un cumplido usual entre los nacionales. Tiré todo menos la tarjeta Iberia Plus y esta notita como recuerdo, para intentar hacer memoria y averiguar de quién era la letra de la persona me quiso hacer un cumplido en su día y tan cuidadosamente yo había guardado en el monedero. Anoche me paré a mirar esa nota y al darle la vuelta vi algo sorprendente. El papel era una etiqueta de correos con un código de barras, mi código postal y una fecha impresa: 26 de abril de 2007, la misma fecha en que me fue enviado el paquete. Entre todos los viejos papeles de más de diez años, alguien hace menos de diez días introdujo esa nota y cerró la cartera.
En ocasiones, las cosas viejas y feas tienen dentro algo nuevo y bonito. A quien escribió esa nota: muchas gracias, tú si que eres beautiful, it´s true.

You´re beautiful, it´s true...

Una noche en Chueca hace más de diez años me robaron al descuido la cartera en un bar. Nos amargaron la noche, ya que tocó ir a la comisaría a denunciar y cancelar las tarjetas de crédito, aparte de que me dejaron sin un céntimo en efectivo. Todo bastante normal hasta ahora, a casi todos nos ha pasado algo así. Pero hace unas semanas ocurrió algo realmente extraño. En el contestador de la casa de mis padres dejaron un mensaje en el que decían que habían encontrado una cartera mía, llena de documentación, tarjetas, DNI, una agenda y otros papeles en un bar de Chueca. Me costó recordar aquella cartera robada hace tanto tiempo, además de no dar crédito a la noticia de su repentina aparición. Pero dejaron en el mensaje mi número de DNI. La cartera era la mía, no había duda.
Llamé al número que dejaron en el mensaje y me dijeron que habían hecho reforma en ese bar. En el toilet de caballeros fue donde hicieron semejante hallazgo. Tendremos que hacer de ahora en adelante un ejercicio de abstracción cada vez que vayamos al baño en un bar. No habían limpiado a fondo en diez años. Les dije que la tirasen sin miedo, ya que tenía muchos años y todo su contenido estaba caducado. Me contestaron que se sentían responsables y que la guardarían hasta que pasase a buscarla.
Hace unos días llegó a casa de mi madre un pequeño paquete. Al ver que no iba a buscarla, me la habían enviado por correo a mi antigua dirección. Aunque antihigiénicos, son muy amables los dueños de ese bar. Sentí cierta emoción al encontrar mi vieja cartera, muy sucia, pero aún entera, con la billetera llena de cosas. Comencé el repaso: una agenda con direcciones y teléfonos antiguos, mi DNI ya caducado, el carnet de conducir también caducado, las tarjetas de crédito intactas, mi tarjeta Iberia Plus, tarjetas de visita de personas con las que ya no tengo contacto… y lo más curioso: un papelito rectangular en el que a mano y en mayúsculas estaba escrito: ERES HERMOSA!!!
Pensé en alguna nota escrita por algún novio extranjero de aquella época, el término “hermosa” no es un cumplido usual entre los nacionales. Tiré todo menos la tarjeta Iberia Plus y esta notita como recuerdo, para intentar hacer memoria y averiguar de quién era la letra de la persona me quiso hacer un cumplido en su día y tan cuidadosamente yo había guardado en el monedero. Anoche me paré a mirar esa nota y al darle la vuelta vi algo sorprendente. El papel era una etiqueta de correos con un código de barras, mi código postal y una fecha impresa: 26 de abril de 2007, la misma fecha en que me fue enviado el paquete. Entre todos los viejos papeles de más de diez años, alguien hace menos de diez días introdujo esa nota y cerró la cartera.
En ocasiones, las cosas viejas y feas tienen dentro algo nuevo y bonito. A quien escribió esa nota: muchas gracias, tú si que eres beautiful, it´s true.

You´re beautiful, it´s true...

Una noche en Chueca hace más de diez años me robaron al descuido la cartera en un bar. Nos amargaron la noche, ya que tocó ir a la comisaría a denunciar y cancelar las tarjetas de crédito, aparte de que me dejaron sin un céntimo en efectivo. Todo bastante normal hasta ahora, a casi todos nos ha pasado algo así. Pero hace unas semanas ocurrió algo realmente extraño. En el contestador de la casa de mis padres dejaron un mensaje en el que decían que habían encontrado una cartera mía, llena de documentación, tarjetas, DNI, una agenda y otros papeles en un bar de Chueca. Me costó recordar aquella cartera robada hace tanto tiempo, además de no dar crédito a la noticia de su repentina aparición. Pero dejaron en el mensaje mi número de DNI. La cartera era la mía, no había duda.
Llamé al número que dejaron en el mensaje y me dijeron que habían hecho reforma en ese bar. En el toilet de caballeros fue donde hicieron semejante hallazgo. Tendremos que hacer de ahora en adelante un ejercicio de abstracción cada vez que vayamos al baño en un bar. No habían limpiado a fondo en diez años. Les dije que la tirasen sin miedo, ya que tenía muchos años y todo su contenido estaba caducado. Me contestaron que se sentían responsables y que la guardarían hasta que pasase a buscarla.
Hace unos días llegó a casa de mi madre un pequeño paquete. Al ver que no iba a buscarla, me la habían enviado por correo a mi antigua dirección. Aunque antihigiénicos, son muy amables los dueños de ese bar. Sentí cierta emoción al encontrar mi vieja cartera, muy sucia, pero aún entera, con la billetera llena de cosas. Comencé el repaso: una agenda con direcciones y teléfonos antiguos, mi DNI ya caducado, el carnet de conducir también caducado, las tarjetas de crédito intactas, mi tarjeta Iberia Plus, tarjetas de visita de personas con las que ya no tengo contacto… y lo más curioso: un papelito rectangular en el que a mano y en mayúsculas estaba escrito: ERES HERMOSA!!!
Pensé en alguna nota escrita por algún novio extranjero de aquella época, el término “hermosa” no es un cumplido usual entre los nacionales. Tiré todo menos la tarjeta Iberia Plus y esta notita como recuerdo, para intentar hacer memoria y averiguar de quién era la letra de la persona me quiso hacer un cumplido en su día y tan cuidadosamente yo había guardado en el monedero. Anoche me paré a mirar esa nota y al darle la vuelta vi algo sorprendente. El papel era una etiqueta de correos con un código de barras, mi código postal y una fecha impresa: 26 de abril de 2007, la misma fecha en que me fue enviado el paquete. Entre todos los viejos papeles de más de diez años, alguien hace menos de diez días introdujo esa nota y cerró la cartera.
En ocasiones, las cosas viejas y feas tienen dentro algo nuevo y bonito. A quien escribió esa nota: muchas gracias, tú si que eres beautiful, it´s true.

Más amargo es lo mío.

Me he enterado de que Rafael Amargo se ha marchado a Los Angeles huyendo de las críticas que provocó la dichosa gala de los carnavales de Tenerife. No he visto la gala en cuestión, solo unos momentos en los que salía Belén Esteban bailando con bastante poca gracia, un triste híbrido de Madonna con las Supremas de Móstoles.
Lo que me hace pensar no es lo mal organizada que estuviera la gala, ni el enfado de los chicharreros, ni siquiera la amenaza de que la Esteban decida apuntarse al Mira quién Baila… lo que me preocupa es que yo hoy tenía a las cinco una reunión de departamento. Esta reunión ha sido organizada a raíz de unos fuertes desacuerdos de una compañera de poco talante sobre la manera en que gestiono mi equipo. El jefe de esta compañera ha sabido de las tensiones y ha pensado que la mejor manera de que vuelvan las aguas a su cauce es un careo entre esta señora y su gente conmigo y mi equipo. Bastante desafortunado, visto el carácter agrio de la situación y visto que la última vez que hablamos se le hinchaba una vena de la frente. Qué miedo.
La reunión de hoy a las cinco ha tenido que ser suspendida por coincidencia con otra reunión, y ha sido trasladada al mismo día de la semana que viene a la misma hora.
Tengo exactamente una semana para encontrar un billete a Los Angeles en un vuelo low cost.