martes, 15 de marzo de 2011

Japoneses-San

Puedes estar tan feliz, o tan infeliz, dando vueltas a tus enooooormes problemas y de repente... un terremoto y un desastre nuclear. Todo se destruye en un momento. A los japoneses, en este momento, les deseamos lo mejor y que, haciendo gala de su exquisita cultura, vuelvan a sorprendernos con sus (desde nuestro punto de vista) extravagantes costumbres.

Ninguna cultura es perfecta, eso es cierto. Pero pocas tienen detalles de una delicadeza tan sutil.

Hace un tiempo, antes de que empezara esta crisis que nos tiene ya agotados, iba todos los años a una conferencia internacional, donde me encontraba con todos los profesionales extranjeros que me paso el año emaileando. En una ocasión, cenaba con unos colegas japoneses.

"Natalia-San" me dijo uno de ellos, "déjame que te entregue un pequeño obsequio de Japón". Yo estaba aleccionada para cogerlo con ambas manos, haciendo una leve inclinación. También me dijeron que no debía abrirlo en el momento, sino hacerlo en privado. Cuando llegué a mi hotel abrí el pequeño paquete, que era plano y flexible. Dentro había varias hojas de un papel fino estampado. ¿Qué tipo de obsequio era eso? ¿unos papeles de colores?... Era papel de envolver. Entonces supe que la costumbre de envolver regalos viene de Japón, de más allá de 600 años. El regalo consistía en hacer que, a su vez, mis regalos a otros fuesen algo especial.
¿Se te ocurre algo más exquisito, refinado y generoso?. A mi no.

Esperemos que pronto, muy pronto, puedan de nuevo volver a su vida, a sus cosas y a sus sorprendentes obsequios.